Sobre mi

"Si algo he aprendido, es que la muerte, cuando puede ser hablada y acompañada, pierde parte de su terror...No se vuelve fácil, pero sí más humano"

Mi Misión

«No siempre supe que acompañar la muerte sería mi camino..de hecho, me ha costado mucho llegar hasta aquí..
Durante años trabajé en el mundo del cine, un mundo muy  muy diferente a este, pero siempre tuve una inquietud a la que no prestaba atención…paralelamente me formaba en Naturopatía, Kinesiología, Reiki, Zhineng qigong…hermosas herramientas para la sanación y el cuidado propio y de los demás, pero siempre me perseguía una vocecita que me decía que no era del todo lo mío, de hecho, he llegado a abrir salas de consulta e incluso un centro de terapias y ninguna sobrevivió…ahora veo con claridad que no es que no estuviese bien formada, sino que ese no era mi camino…y si, admito que tardé mucho en verlo..

Tuve el regalo de vivir la experiencia de acompañar a mi padre y mi tía en una misma semana y algo más tarde a mi abuela y otra tía..fué ahí cuando mi alma me habló alto y claro, mi corazón se expandía a pesar del dolor de despedirme de mis seres queridos…es ahí cuando entendí pero seguí sin escuchar…hasta que la vida me llevó a enfrentarme con el silencio incómodo que rodea a la muerte.

Fueron momentos clave que me cambiaron, cuando entendí que el final de la vida podía vivirse de otra manera: sin tanto miedo, con más verdad y, sobre todo, sin soledad. Entendí que vivimos para prepararnos para la muerte y no somos conscientes de ello, acompañando a mis familiares y siendo testigo de la belleza que abrazó esos momentos, fue cuando entendí de verdad que el momento de trascender es el momento más importante de nuestra vida por muy paradójico que esto suene

Desde entonces, me he ido formando en Acompañamiento en procesos de Muerte y Duelo, Tanatología, Cuidados paliativos. Formaciones que seguiré realizando junto a la experiencia personal del acompañamiento..una vez descubres cuál es tu propósito de vida no hay manera de pararlo 😉

Hoy, mi propósito es simple: que nadie tenga que morir (o despedirse) sintiendo que es un tema prohibido, tabú, solitario, incomprendido. No con respuestas absolutas, pero sí con presencia, herramientas y mucho amor.

Porque la muerte, al final, es solo otra forma de recordarnos que estamos vivos.»